El mapa arqueológico del departamento de Arequipa, confeccionado por Eloy Linares Málaga, registra varios centenares de testimonios prehispánicos; la gran mayoría corresponden a restos arquitectónicos y de arte rupestre.

Arequipa presenta complejos arqueológicos de tiempos de su florecimiento regional, que probablemente corresponden a realizaciones de la gran nación de los Collaguas. Por ejemplo en Chivay, con sus construcciones rectangulares y paredes estucadas; los restos de Cahuamarca, centro urbano accesible desde la Quebrada de la Vaca; o Atiquipa que es sitio ubicado cerca de Chala y otros. Entre los monumentos levantados durante el Incario destaca el colosal complejo de Quebrada de la Vaca, en Chala.

EL MODELO CHULLPA

La huaca norteña, caracterizada por un edificio piramidal constituido por plataformas de adobe superpuestas, de aspecto compacto, sólo aparece en el sur hasta los linderos meridionales del departamento de Nazca; salvo una excepción detectada en Huamantambo, Condesuyos, que será comentada oportunamente.

El modelo arquitectónico más difundido en Arequipa es el caracterizado por la chullpa. Esta forma constructiva se difunde por el departamento a través de las influencias provenientes de Tiahuanaco y de Tiahuanaco Huari que se hicieron presentes en la región entre los siglos VII y IX después de Cristo. La tradición de la chullpa perduró en Arequipa hasta la presencia incaica producida en la segunda mitad del siglo xv de nuestra era. Y continuó aun después de incorporado el territorio arequipeño al Incario, paralelamente a la arquitectura incaica que introdujo su estilo propio y que en parte modificó el arte de construir tradicional arequipeño.

La chullpa es una especie de torre, por lo general funeraria. Pero también adopta la forma de una construcción semi-subterránea, con techo abovedado, como las chullpas de Ático ubicadas en la provincia de Caravelí. El material utilizado era la piedra, unida con argamasa de barro. Las piedras eran escogidas de acuerdo a la uniformidad de su tamaño y el lado más plano de éstas debía dar cara a la vista. Chullpa(s) como las citadas de Ático fueron construidas en plena costa, pero en su mayoría se levantan en la región cordillerana; es de advertir que la costa arequipeña, en algunos de sus sectores, es prácticamente inexistente debido a que los cerros cordilleranos terminan formando acantilados que se hunden en las aguas del Pacífico.

Además de las chullpas de Ático en Chala, hay otras en la comarca como las de Atiquipa, ubicadas en la provincia de Caravelí. Muchos son los conglomerados de chullpa(s) dispersos por sectores cordilleranos del departamento de Arequipa, de acuerdo a los informes de pioneros de la arqueología arequipeña: Leónidas Bernedo Málaga y José María Morante. También figuran citados en listados y estudios más recientes, como los de Eloy Linares Málaga, Máximo Neira Avendaño y otros.

Chullpa

CHURAJÓN

Famosas son las ruinas de la ciudad de Churajón, debido a que han dado nombre a uno de los estilos de cerámica más difundidos en Arequipa. Eloy Linares Málaga propone que debería ser cambiado por el de Juli, y las ruinas mismas recibir la denominación las ruinas de Churajón, cuyo hallazgo se debe a Leónidas Bernedo Málaga, están ubicadas en Polo baya, a unos 30 km de Arequipa; según Linares Málaga no en el distrito de Quequeña como gene-ralmente se estima, sino en el arequipeño de Pocsi. En Churajón los grupos de casas alternan con plataformas agrícolas, callejuelas que van escalando la pendiente del cerro y que separan un grupo de casas de otro. Las habitaciones, construidas con piedras apiladas, aparecen diseminadas en forma caprichosa entre las terrazas de cultivo. La plaza tiene forma rectangular y la cercaban construcciones por tres de sus lados.
Llama la atención una habitación grande, de 18 m de largo por 5 m de ancho, que se supone fue un templo. También existe en Churajón una amplia red de acequias y canales de regadío. Las tumbas, en el sitio de Churajón, son del tipo chullpa semi-subterránea, abovedadas y de pequeñas dimensiones; alcanzan tan sólo 1 m de diámetro.

Churajon

La alfarería que se asocia a Churajón y se califica con este nombre, se caracteriza por sus recipientes con decoración geométrica tricolor (negro/blanco/rojo). Tuvo una amplia difusión en el departamento y está en lo general emparentada con la tradición alfarera de tipo regional que floreció en el extremo sur del Perú y en Arica, anterior al Incario.

De ser el sitio arquitectónico de Churajón de prosapia «inca provincial», como suponen algunos estudiosos, habría plena justificación para cambiar la denominación con que se conoce el estilo de cerámica de este nombre; así lo estima Linares Málaga.

RESTOS ARQUITECTÓNICOS EN CONDESUYOS Y LA UNIÓN

En la provincia de Condesuyos se levantan imponentes conglomerados de construcciones e igualmente en La Unión. Entre éstos también figuran restos de arquitectura incaica como Maucallacta que será comentada en otro acápite.

Al invadir los incas el territorio de las actuales provincias de Condesuyos y La Unión, encontraron que moraban allí diversos grupos étnicos, emparentados pero fragmentados por cuanto mantenían grados de independencia unos frente a los otros.
De acuerdo con las indagaciones de Luis Llerena Lazo de la Vega, poblaban la provincia de Condesuyos: los chuqui(s), que ocupaban el área del distrito de Chuquibamba; los aruni(s), que moraban en los distritos de Andaray, Yanaquigua y Salamanca (Saramanca); los chicha(s), que se extendían por la cuenca del río Arma; y los chilpaca(s), que habitan sectores donde confluyen los ríos Lampa, Cotahuasi y Arma.

Las extensas obras de andenería, así como las ruinas de Huamantambo, Itac, Acchaymarca, Qeyo y Huamanmarca deben haber sido un asiento de las etnias citadas y otras deben de corresponder a poblaciones anteriores a ellas.

El sitio de Huamanmarca cobra importancia por haber establecido Llerena que fue el escenario de la leyenda del Manchay Puyto, que discurre ya en tiempos de la Colonia y alude a la pasión de un cura español por una indiecita; y que finaliza con pasajes macabros al tocar éste una quena elaborada de un hueso de la mujer idolatrada, que murió de pena durante la ausencia del religioso. Como se sabe, existen diversas versiones de esta leyenda.
Es de remarcar que las ruinas de Huamantambo, sitio cercano a Chuquibamba, capital de Condesuyos, escapa de la tradición arquitectónica arequipeña debido a que están conformadas por enormes construcciones piramidales del tipo huaca, forma de construir que más bien corresponde a una tradición costeña que se inicia en el área de Nazca.

En relación con el nombre de Chuquibamba, recuérdese que éste se usa para denominar un estilo de cerámica preincaico, de un tipo particular y muy difundido precisamente en la zona de Chuquibamba (Condesuyos), considerado como coetáneo al de Churajón aunque se estima que su aparición es ligeramente posterior. La cerámica Chuquibamba, examinada por Alfred Kroeber y posteriormente por Máximo Neira Avendaño, se caracteriza iconográficamente por el uso de un emblema, constituido por una «estrella de ocho puntas». Este motivo simbólico está presente también en tejidos y en telas plumarias. También del área Chuquibamba y de zonas de la vecindad, provienen placas de cerámica con figuras mágicas sobre las que se dará cuenta oportunamente.

Referente a la provincia de La Unión, en ésta se presentan numerosos sitios chullparios desparramados por las faldas cordilleranas. En las inmediaciones de Cotahuasi, capital de La Unión, se ubica el poblado arqueológico de Coilota, conjunto arquitectónico en buen estado de conservación (1987); en 1982 José Antonio Chávez realizó un primer reconocimiento de las ruinas de Coilota.

Cercanos al poblado prehispánico de Coilota se encuentran los barrancos de Tenejaja, en los que fueron excavadas grutas que se tapiaban y cuya función sería la de servir de sepulcros. Adicionalmente, en la provincia de La Unión, se encuentran también placas de cerámica con figuras mágicas como las ya referidas.

ARQUITECTURA INCAPROVINCIAL AREQUIPEÑA

Numerosos son los restos de arquitectura provincial presentes en Arequipa. Valiosas muestras aparecen dispersas por el valle del Coica, en la provincia de Caylloma, donde abundan terrazas de cultivo arqueológicas todavía en uso que se extienden por más de 5 mil ha y se distinguen por su gran perfeccionamiento técnico.

Por ejemplo, en el perímetro urbano de Lari, distrito de la provincia de Caylloma, existe una casona de factura incaica provincial. Igualmente en Cabanaconde, otro de los distritos de la misma provincia, se levantan construcciones que todavía siguen habitadas. También en la de Caylloma, frente a Yanque, en Ullu Ullu, etc. En el propio poblado de Yanque, se ubica la célebre «Casa de Choquehuanca»; de igual modo, Coporaque y otros lugares arequipeños exhiben muestras de arquitectura inca provincial. Las más extensas son las de Quebrada de la Vaca, en la costa, y Maucallacta en la región cordillerana.

Quebrada de la Vaca

El centro arquitectónico incaico más importante de Arequipa está constituido por las ruinas de Quebrada de la Vaca, situadas en Chala, provincia de Caravelí. Se levantan en las proximidades del litoral del Pacífico.

El sitio de Quebrada de la Vaca, noticiado por Víctor W von Hagen, ha merecido un detenido estudio de Hermán Trimborn. Está conformado por construcciones de piedra, que se agrupan en diversos conjuntos y que se caracterizan por sus puertas y hornacinas trapezoidales que las definen como incaicas.
Según tradiciones recogidas por los cronistas, desde Chala eran enviadas a la ciudad del Cuzco grandes cantidades de pescado. Una parte del cargamento era transportada velozmente, mediante el sistema de chasqui(s); de esta manera el Inca y sus allegados disponían en la capital del Incario de pescado fresco llevado desde las lejanas playas del Pacífico.

Quebrada de la Vaca

Maucallacta

Este sitio arqueológico está situado al pie del Coropuna, a 4 100 msnm, en la provincia de Condesuyos. En las construcciones han sido utilizadas piedras grandes; sus puertas trapezoidales revelan claramente que fueron levantadas durante el Incario.

Maucallacta