Arequipa es el departamento más extenso de la costa o dicho de otra forma, un departamento de sierra con los pies bien puestos en el mar. Gran parte de su superficie forma parte de la vertiente occidental de los Andes, que alcanza sus máximas elevaciones en los macizos volcánicos del Solimana y el Coropuna, al norte, y la cordillera del Chila, con cumbres como el Misti, el Sepregina, el Hualca Hualca y el Ampato, hacia el sur.
Las alturas de Arequipa han sido consideradas por muchos como tierras baldías, de desiertos, volcanes y planicies que el viento barre de manera permanente, casi despiadada. Una región de cóndores, tarucas y tropillas de vicuñas, además de uno de los últimos reductos del guanaco (una de las dos especies de camélidos silvestres). Aquí aún sobreviven extensos yaretales y talares, aunque la extracción descontrolada amenaza con volverlos recuerdos de un pasado más pródigo y diverso.
En los valles y cañones, profundos como en ninguna otra parte del planeta, reinan legiones de aves semilleras y fruteras, que encuentran su alimento en la generosa producción agrícola que sus tierras sustentan. Papas, maíz, habas, cebada y tunas se cuentan entre sus productos más abundantes. Ésta es, para resumir, una tierra de hombres que se dicen descendientes de los volcanes y que mantiene hasta hoy tradiciones tan antiguas como sus templos de sillar.
Aunque pocos lo saben, Arequipa cuenta con la costa más extensa, despoblada y desconocida del litoral peruano. Playas de arena que parecen no tener fin, roquedales y acantilados que resguardan caletas a salvo del tiempo, fértiles valles que acaban justo sobre las olas y vestigios de culturas milenarias a escasos metros de las aguas azules. Razones de sobra para que los arequipeños se jacten de tener una costa digna de elogio.
Éstas son orillas ricas en pesca y marisqueo, ideales para la práctica de deportes acuáticos y la contemplación del escenario natural. Aquí se refugian, también, las últimas grandes colonias de lobos marinos y aves guaneras, amparadas en la riqueza de sus aguas azules y frías.
Arequipa es finalmente, un departamento que tiene, junto a expresiones de la más refinada cultura, mucho de salvaje y desconocido. Los invitamos a descubrirlo.